9 de octubre de 2010

CON OLOR A .....


Desperté con su aroma rosando mi nariz, abrí los ojos rápidamente pensando que podría ser real, tarde en ubicarme en tiempo y espacio y cuando logré conseguirlo volví a esconderme entre las sabanas como aquellas veces, pero en lugar de olvidar se reavivo el sentimiento, el olor a pasado; ahora sé que los sábados son mis días favoritos y hasta hoy lo confirmo, reafirmo y añoro, hoy cuando extraño que mis sabanas se agiten rápidamente, el flanco derecho cubierto con las dos manos, el izquierdo sujeto con los pies de mi hermanita, sujeta fuerte, ancla amarras pues el poeta perdido las arrebata de un suspiro, su saludo matutino fuerte, vital, lleno de alegría, ahora lo comprendo cómo saludar a todos en una gran casa sino es con un gran BUENOS DIAS a pulmón abierto, pero en ese momento lo odiaba, odiaba su mostachón raspando mis mejillas diciéndome lo que ya sabía, que el día había comenzado hace horas, con el frío calando nuestro huesos nos vestíamos con la lentitud de una tortuga manca para poder terminar de ver las caricaturas, pero llegaba tu piel arrugadita a decirme con canasta en mano que había que ir a la plaza, hacíamos nuestro peor gesto, y ahí vamos dos pequeñas con canasta en mano, que el kilo de tomate, que no se te olvide el perejil, que la papaya, el melón, la carne, los elotes que ya se lleno la primer canasta, regresa y me alcanzas en el puesto de pan, que se ha llenado la segunda canasta ahora te espero con el señor de los quesos, y al final un dulce para aliviar la carga, sé que mi subconsciente se llenaba de aromas, colores y sabores que hoy añoro, pero mi consiente solo quería ver las caricaturas; cuando llegábamos a casa Amanda miguel a grito limpio nos cantaba él me mintió y la lavadora a lo lejos le hacía segunda, los loros pedían su espacio, necesitaban su baño semanal, una voz pedía el desayuno, otra pedía hacer la salsa, una mas traer la ropa sucia y al final cuatro metros de mesa con tres tipos de salsa y cuatro platillos a elegir que no bastaba para los nueve pollos que llegaban con religiosa puntualidad a desayunar con mamá y yo solo queriendo ver las caricaturas en silencio, hoy me despiertan las caricaturas y el silencio que tanto deseaba pero no lo quiero, quiero ese ajetreo, ese vaivén de gente, ese bullicio ensordecedor, esos loros con el revoloteo de sus alas en la tina, esos viajes de canastas llenas.

Hoy solo sé que hay que tener cuidado con los deseos, se pueden hacer realidad, sé que tengo que vivir mi hoy con todo el entusiasmo del mundo por que mañana, mañana tal vez lo añore.

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