10 de febrero de 2010

ENCONTRANDO EL FRASCO




         Algunas de mis noches las pasaba abrazada a un cuerpesito rugoso y sueave lleno de recuerdos, que solía contarme hasta quedar dormida, ella me llamaba LUCIERNAGA, alguna otra noche caminando bajo la oscuridad de la noche pequeños destellos iluminaban mi camino y era divertido correr a tratar de enfrascar a esos pequeños insectos capaces de BRILLAR CON LUZ PROPIA, preguntandome una y otra vez como son capaces de brillar, como su cuerpo puede brillar y por que yo no podia al fin y al cabo mi abue me llamaba así ¿o no?,  pero han pasado los años y he llegado a la conclusion  de que todos  tenemos esa capacidad de brillar, tal vez no sea la enzima luciferaza la que nos de esa capacidad pero es nuestro cerebro generador de ideas, algunas de luz tenue, otras birllantes; pero alfin he conseguido mi frasco para capturarlas. 

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